SENASA AHORA DICE QUE LAS GALLINAS NO TIENEN GRIPE AVIAR

La contraprueba de laboratorio dio negativa a la enfermedad. Sin embargo, la entidad sanitaria nacional hace una semana había afirmado que las aves estaban infectadas y ordenó el sacrificio de las 200 mil ponedoras. Afortunadamente, no se cumplió.

Un yerro del SENASA estuvo a punto de hacer quebrar una empresa avícola de 38 años y dejar sin el sustento laboral a unas 150 familias. La férrea defensa de los propietarios de la industria frenó la inadmisible orden de matar a unas 200 mil gallinas ponedoras que hubiera dado fin a una tradicional firma correntina.

Ayer por la tarde, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) informó que la segunda muestra tomada a aves de la granja “Avícola Santa Ana”, dispuesta por orden de la Justicia Federal, dio resultado negativo a la presencia de gripe aviar.

Sin embargo, la institución sanitaria nacional había afirmado que la primera muestra tomada el pasado 4 de abril había dado positiva y ordenó que la firma mate a toda su producción avícola para “evitar la propagación de la enfermedad”.

Los propietarios de la empresa correntina fueron a la Justicia Federal tras asegurar que el SENASA nunca realizó el muestreo en las aves y que los hisopados, que en teoría fueron analizados por el laboratorio del organismo (ubicado en Martínez, provincia de Buenos Aires), nunca llevaron carga orgánica alguna que pudiera demostrar la presencia de una enfermedad. Es decir, estaban vacíos.

Mientras la causa avanzaba en las esferas judiciales, los propietarios y los empleados de la empresa montaron guardia frente a las instalaciones de la avícola, ubicada en Ruta 43, para evitar el sacrificio de los animales.

El jueves pasado el juez federal Juan Carlos Vallejos se acercó hasta la empresa, pudo comprobar que no había mortandad de aves (que sí hubiera ocurrido si en verdad las gallinas estaban infectadas) y ordenó la contraprueba tan solicitada por los propietarios de la industria.

Y ayer por la tarde, el SENASA informó a la Justicia Federal que la nueva muestra dio negativo a la presencia de la enfermedad. De todas maneras, sugirió mantener la interdicción por sospecha del establecimiento al menos hasta cumplidos 14 días desde la primera toma de muestras (es decir, hasta el 18 de abril) y realizar una tercera toma de muestras.

El SENASA se defendió pero no se disculpó. Tenía que haberlo hecho. En su comunicado refirió que se cumplieron los protocolos sanitarios y las garantías de custodia de las muestras, que la decisión de ordenar el sacrificio forma parte de las normas internacionales para evitar la propagación de la enfermedad y que su laboratorio es el único en Argentina capaz de realizar el examen. Demasiada redacción para evitar explicar lo que, paradójicamente, es inexplicable.

¿Qué ocurrió? ¿Por qué todas las muestras tomadas el 4 de abril en la avícola dieron positivo y una semana después los exámenes resultaron lo opuesto? ¿Grosero error del SENASA? ¿”Equivocación” adrede para sacar del mercado a una empresa con una alta inserción comercial en la región? ¿Quién se hace cargo de semejante despropósito? ¿Qué credibilidad tiene ahora el SENASA?

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